El «sínodo de Grozni» contra la estrategia del choque de civilizaciones. Entrevista con S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón

Entrevista con S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón – Cuando redacta La Doctrina decisiva en 1179, Ibn Rushd – llamado Averroes – dice:

«Es debido a las interpretaciones, y debido a la opinión que estas deberían, desde el punto de vista de la Ley revelada, ser expuestas a todo el mundo, que aparecieron las sectas del Islam, que llegaron al punto de acusarse mutuamente de infidelidad o de innovación censurable, en particular aquellas de entre ellas que eran perversas… Han por lo tanto precipitado a la gente en el odio, la execración mutua y las guerras, desgarrando la Revelación en pedazos y dividiendo completamente a los hombres«.

Escogimos recordar este pasaje de Averroes (que evocará nuestro entrevistado) para ilustrar la reunión musulmana internacional de Grozni, verdadero sínodo, que se celebró en Chechenia, del 25 al 27 de de agosto de 2016, bajo los auspicios conjuntos de Vladimir Putin y del presidente de Egipto, el Mariscal Sissi; en presencia del presidente checheno Ramzan Kadyrov (un sufi); del Gran imán de al-Azhar, que abrió la conferencia, el jeque Ahmed al Tayeb; del gran mufti de Egipto, el jeque Shawki Allam; del consejero de la presidencia egipcia y del representante de la Comisión de Asuntos religiosos del Parlamento egipcio; del Gran Mufti de Damasco, el jeque Abdel Fattah al-Bezm; del predicador yemení Ali al-Jiffri, por citar sólo a algunos…

Había allí cerca de doscientos dignatarios religiosos, ulemas y pensadores islámicos venidos de Egipto, de Siria, de Jordania, de Sudán y de toda Europa.

El fin de esta conferencia fue reunir el mayor número posible de responsables musulmanes para definir allí «la verdadera identidad del pueblo sunita y de la comunidad sunita».

Ello condujo a condenar de forma indiscutible el wahabismo como desviación que conduce al terrorismo.

La conferencia hizo hincapié en la necesidad de «volver a las escuelas de gran conocimiento” – las cuatro grandes escuelas de la jurisprudencia – en alusión a las instituciones religiosas suníes identificadas, como son las universidades de Al-Azhar en Egipto, Qarawiyin en Marruecos, Zaytouna en Túnez, y Hadramaut en Yemen.

Al término de sus trabajos, la conferencia denunció claramente a las instituciones religiosas saudíes, en particular la Universidad Islámica de Medina: una condena total y clara del wahabismo salafista, ¡de ahora en adelante excluido del islam suní!

En el comunicado final, los participantes en la conferencia afirmaron que: «La gente del sunismo y los que pertenecen a la comunidad sunita son los Asharis y los Maturidis a nivel de la doctrina, las cuatro escuelas suníes de jurisprudencia a nivel de la práctica, y los sufíes al nivel de la Gnosis, de la moral y de la ética. «

La conferencia además propuso la creación – en Rusia – de un canal de televisión que podría competir con Al-Jazeera y «transmitir el verdadero mensaje del Islam y combatir el extremismo y el terrorismo».

Una recomendación importante fue hecha a las instituciones sunitas: la de ofrecer becas para aquellos interesados en los estudios de la Sharia. En efecto, esta política debería contrarrestar la llevada a cabo por Arabia Saudita para difundir el takfirismo a través de los canales de televisión que financia. como Safa y Wissal; o peor aún, reclutando estudiantes del mundo islámico para formarlos en sus instituciones y hacer predicadores wahabíes.

Debemos saludar la unanimidad en la omertá de la comunidad internacional: ningún medio de comunicación de importancia difundió ni comentó esta información capital, ¡sobre todo en el mundo occidental! Es simple y llanamente sorprendente teniendo en cuenta las consecuencias que provoca – a menos que, evidentemente, este silencio sea la señal de una cierta complicidad confesa con los movimientos terroristas, incluyendo el Daesh, por parte de un eje atlanto-sionista omnipresente, al que Europa occidental está de facto hoy claramente vinculada.

Para tomar la medida de este hecho nos atreveremos con la comparación siguiente: para el Islam sunita (que agrupa a más del 85% de los musulmanes), podemos asimilar la universidad teológica islámica egipcia de Al-Azhar al Vaticano de los católicos… Ver al jeque de Al-Azhar, Ahmed al-Tayeb, pronunciarse de este modo, equivaldría en el mundo católico a una excomunión papal por herejía…

Nos hemos reunido a este respecto con el Príncipe Sixto Enrique de Borbón Parma, reconocido especialista en el Medio Oriente, quien amablemente quiso compartir con nosotros su análisis y sus comentarios.

He aquí su informe:

Como siempre cuando se habla de una cuestión religiosa contemplada sobre un plano internacional se debe tener en cuenta las interacciones con el mundo geopolítico donde ella ejerce un papel social, moral, o incluso todavía político importante. Provocar una reunión tal precisamente en Grozni, por Putin, es altamente simbólico.

La cuestión del Islam está obviamente hoy en el corazón de los problemas de coexistencia de los estados nacidos del estallido de la antigua Unión Soviética y de sus lazos particulares con las grandes potencias. (De paso, hay que subrayar que este problema es históricamente reciente, contrariamente a las afirmaciones de la señora Carrere d’Encausse, quien ha centrado en el Islam su tesis, que resultó ser falsa, desarrollada en el libro que la hizo famosa, L’Empire éclaté: si la URSS se hundió, esto no está vinculado a un problema religioso, sino únicamente a causa de la quiebra incontrolable del sistema ideológico y económico comunista, hecho patente, sobre todo en el RDA…)

La elección de Grozni:

La cuestión islámica cobró una importancia preponderante entonces en los Estados musulmanes del sur de la ex-URSS, particularmente primero con el movimiento, por ciertos aspectos propiamente terrorista, independentista checheno en las dos guerras que ha realizado:

‹ la primera en 1994,
‹ la segunda en 1999.

Después de años de conflicto en los que murieron decenas de miles de muertos, intercalados con múltiples ataques, el Kremlin pudo imponer el establecimiento de órganos legislativos y ejecutivos democráticos chechenos que deberán funcionar según la Constitución de la Federación de Rusia.

Hoy en día, Chechenia (entidad musulmana), que eligió a su parlamento en 2005, restableciendo así las instituciones a pesar de los grupúsculos armados que prosiguen todavía con actividades separatistas, eligió en 2007 al presidente Ramzan Kadyrov, próximo a Vladimir Putin.

Por otra parte, Chechenia está geográficamente muy cerca de Azerbaiyán, otro país musulmán, pero de mayoría chiíta, donde el régimen presidencial de Ilham Aliye – es un secreto a voces – está totalmente sometido al eje atlántico-sionista.

Así que Azerbaiyán, que es el primer país proveedor de petróleo a Israel, pone esporádicamente sus instalaciones aéreas a disposición de los aviones estadounidenses o israelíes, sin que se pueda hablar realmente sin embargo, como algunos han avanzado un poco ligeramente, de una «base norteamericana instalada en Azerbaiyán.»

Vemos pues que la Chechenia de hoy aparece como una «réplica« pro-rusa de la vecina Azerbaiyán, pro estadounidense y pro-israelí. Por parte de Putin, que ya había trabajado, con éxito como sabemos, en la restauración de la ortodoxia, convocar esta reunión, por tanto, no tenía nada de inocente: su éxito permite ahora a Rusia posicionarse en sus acciones internacionales, particularmente en Siria ahora, como un baluarte ideológico tanto como político contra el fundamentalismo descarriado del wahabismo, que aparece por contra de facto «aliado», si no objetivamente «sostenido«, por el eje atlántico-sionista.

No es de extrañar en estas condiciones ver a Putin reaccionar al anuncio del despliegue de un escudo antimisiles estadounidense en Europa, particularmente en Rumania, e instalar en Siria protecciones antimisiles, precisamente en el momento en el que Israel propone en Azerbaiyán su «cúpula de hierro».

El «sínodo»

Empleo esta palabra, de esencia cristiana sin embargo, a falta de algo mejor aquí, porque ilustra bien la naturaleza de esta reunión de responsables religiosos del más alto nivel, de orígenes geográficos muy diversos, cubriendo todas las obediencias del mundo islámico suní, el que engloba a la gran mayoría de los musulmanes. Algunos me objetarán que podría hablar de «shura», esa asamblea de religiosos que existió muy pronto en el Islam: el consejo de sabios (religioso) que consulta el califa para guiar la política del Estado. No me parece en absoluto adecuado aquí, en la medida en que esta reunión tenía una dimensión decididamente internacional, incluso universal, y no concernía la sola gobernanza de un país o de un imperio. Esto es lo que hace su originalidad y lo que le da una considerable importancia histórica tal vez sin precedentes en la historia del Islam, en todo caso en el período histórico reciente.

¡El hecho de que no parezca, que yo sepa, que una manifestación de esta naturaleza haya sido nunca habitual y no pueda ser nombrada específicamente, me parece a la altura del acontecimiento!

Claramente, esta condena del wahabismo se imponía a los líderes religiosos, frente al aumento de un terrorismo islámico que ha causado desde hace más de una veintena de años, y causa todavía, miles de muertes a través de, bien de masacres orquestadas en innobles ejecuciones mediatizadas, bien en atentados indiscriminados.

Era también el único modo de romper la tentación de la amalgama, convertida ya frecuente en Occidente, entre el terrorismo islámico y la religión musulmana.

No obstante, aunque esto no gusta a ciertos comentaristas, hay que reconocer que son las poblaciones «árabes», cristianas como musulmanes, quienes mayoritariamente han pagado el precio, en Siria, en Irak, en Turquía y en otros lugares, aunque evidentemente no es cuestión de minimizar la importancia de las consecuencias de estos actos en Europa, tanto en Francia, como en Inglaterra o Alemania, por ejemplo.

Esto no es injuriar a las víctimas caídas bajo los golpes de estos fanáticos.

Esta condena sin ambigüedad de la desviación fundamentalista inmediatamente hizo reaccionar a los saudíes wahabíes, aliados reconocidos de los estadounidenses y de los israelíes, que hoy – paradójica situación – se encuentran al mismo tiempo como guardianes de los lugares santos de La Meca y Medina, ¡y excomulgados o reprobados por toda la comunidad musulmana!

Recordemos que la comunidad chií, segundo componente del Islam – al margen incluso de Irán, que no tiene las mejores relaciones con Arabia Saudita, ¡por decirlo suavemente! – está hoy en día muy furiosa también contra los saudíes.

Aunque ella no representa más que del 10% al 15% de la población de la península, en Arabia Saudita y en Baréin, la ejecución por los saudíes de la figura carismática del jeque Al-Nimr, líder de la comunidad chií de Arabia, el 2 enero, selló definitivamente la ruptura del mundo chií con la dinastía de los Saud, y el rechazo del wahabismo que esta profesa.

Las consecuencias del «sínodo»

En lo sucesivo los saudíes van a aparecer por tanto totalmente aislados en el mundo musulmán.

Más allá incluso de los aspectos puramente religiosos, ¡es el mismo futuro político de la dinastía saudí lo que ahora está amenazado en su legitimidad!

Este es un punto fundamental a tener en cuenta al considerar el destino de los equilibrios políticos en Oriente Próximo.

En el plano religioso, si el wahabismo no va a desaparecer de la noche a la mañana, se presentó un golpe sin precedentes al proselitismo que lo rodea, por lo tanto a su difusión.

En África, esto debería contribuir a ver detener las masacres y las destrucciones sin sentido, como las de los mausoleos de Tombuctú y los sitios arqueológicos antiguos como en Palmyra.

A este respecto, no se puede ignorar el carácter mesiánico asociado a la destrucción, y prácticamente único, del templo de Baalshamin: una tradición judía hace en efecto volver a levantar el sitio del templo en un santuario de la ciudad bíblica de Tadmor, que Salomón habría construido allí. Por consiguiente habría en ese lugar, mucho antes que el templo de Baal, un «templo de Salomón», cuya destrucción se comprende en la perspectiva de la construcción del Tercer Templo de Jerusalén, que no puede contemplarse, según las creencias rabínicas, hasta después de la destrucción total de los templos precedentes… una interpretación un poco cogida por los pelos, se lo concedo, pero que es la única hasta la fecha para explicar este crimen arqueológico. Todo el sitio de Palmyra habría sido minado, y sólo este templo fue finalmente destruido… ¿una curiosa coincidencia, no?

En Europa, donde después de una treintena de años, Arabia Saudita ha gastado mil millones de dólares para difundir el pensamiento radical wahabí, el Islam presente (esencialmente suní), tiene hoy la capacidad teológica y por lo tanto el deber de obstaculizar la difusión de esta doctrina mortífera.

Nos guste o no, la política puesta en práctica desde hace cuarenta años, particularmente a través de la práctica de la reagrupación familiar, condujo hoy a la presencia de una importante comunidad musulmana en Europa, particularmente en nuestro suelo. ¡Es una constatación! Hay que gestionarlo: no podemos ni negarlo, ni minimizarlo.

En su inmensa mayoría, esta comunidad, la mayoría de las veces en Francia de origen magrebí, se mantuvo ajena a la penetración de esta doctrina. Es tan cierto que constatamos que una importante fracción de la población llamada «radicalizada«, partida a «hacer la yihad» en Siria, está compuesta por conversos recientes, ¡a menudo franceses llamados «de cepa« en muchos casos!

La erradicación de la progresión del pensamiento wahabita pasa por lo tanto por la normalización de las relaciones entre los diferentes componentes religiosos que cohabitan en Francia, para evitar que la reacción epidérmica de algunos contribuya a echar a los musulmanes hacia un extremismo hoy por fin clara y definitivamente condenado por sus propias instituciones religiosas.

Sin embargo, esto es precisamente en lo que trabajan todos aquellos que, detrás de gente como BHL [Bernard-Henri Lévy] o Attali, buscan desde hace décadas levantar a los cristianos y a los musulmanes los unos contra los otros.

Constatamos que los círculos cristianos, y particularmente aquellos que se reclaman de «la tradición» en la esfera católica, acogen por desgracia bastante favorablemente estos discursos.

Es sintomático ver hoy a ciertos eclesiásticos de renombre demonizar el Islam con ganas.

Es increíble ver a ciertas familias del nacionalismo cristiano acoger con los brazos abiertos a gentes que destilan un pensamiento que les es sin embargo extraño en el fondo, cuando no les es, francamente, fundamentalmente hostil en su esencia.

El mejor ejemplo de esta colusión ideológica, de los más insanos que me vienen a la mente, es la invitación hecha en septiembre pasado a las Jornadas de Chiré – las altas esferas sin duda del pensamiento de la derecha de tradición católica y monárquica – a los líderes de Riposte Laïque [Respuesta Laica], portadores emblemáticos del pensamiento judeo-masónico secularista, tan primario y sectario como laicista, ¡como son Pierre Cassen y Christine Tasin! No deja de ser espantoso ver a quienes se reclaman del pensamiento de Maurras, y se presentan como herederos de Henri Coston – cuyo cartel proclamaba orgullosamente «1966 – 2016, cincuenta años de difusión del pensamiento francés» – invitar a esta gente! ¡Me pregunto qué habría dicho Henri Coston!

Igualmente sintomático de este clima deletéreo estúpidamente islamófobo es la importancia dada en estos círculos a la nueva gran sensación mediática de la derecha llamada nacional: ¡Eric Zemmour! ¡Un personaje burlón, de pensamiento primario por no decir primitivo, más bien lamentable, que agita lugares comunes sin el menor interés, tales como los que trufan sus libros!

Si verdaderamente hoy en día no encontramos a otros maestros del pensamiento en Francia para dar lecciones de nacionalismo que a personajes de esta índole, o gente como Alain Finkielkraut, ¡hay muchas razones para preocuparse!

Y, sin embargo, esto es lo que se constata cuando vemos el hincapié hecho sistemáticamente en estos entornos a personajes como Hervé Maritón o Yvan Rioufol…

Sería bueno recordar a toda esta gente, que lo sabe por otra parte muy bien, pero que sobre todo no quiere verlo, que si el Islam es por naturaleza extraño a nuestra cultura cristiana occidental, lo ha tenido cerca a lo largo de la historia, desde su origen.

Esto sin duda no se hizo sin choques y sin enfrentamientos, pero la realidad de los hechos nos obliga a comprender que si el Islam es adversario del cristianismo, ¡no lo fue globalmente y no ha sido siempre sistemáticamente, políticamente, el enemigo del cristianismo!

Silvestre II, papa a principios del año mil, muy grande erudito, fue el primero en tender un puente entre las dos culturas e introducir en Occidente los conocimientos filosóficos y científicos transmitidos luego por el Islam. (Incluso vemos en el curso de la historia las alianzas anudadas entre el rey de Francia y el sultán de Constantinopla, como la alianza de Francisco I y de Solimán el Magnífico contra Carlos V).

Los musulmanes respetaron la mayoría de las veces a los cristianos y han coexistido, al igual que el Corán, si contiene frases juzgadas «inquietantes«, tiene declaraciones muy respetuosas con respecto a Cristo (aunque no es reconocido como la encarnación de Dios), o con respecto a la Virgen.

¡Estamos aquí muy lejos de las declaraciones injuriosas y repugnantes que plagan el Talmud al respecto!

La prueba es que los Lugares Santos Cristianos de Palestina – en particular el Santo Sepulcro situado estatutariamente después de la salida de los Cruzados bajo la protección de los musulmanes, ¡atravesaron por ocho siglos de historia musulmana desde entonces sin obstáculos!

Recordemos que esta Palestina, islamizada prácticamente desde el inicio de la conquista, hasta la creación del Israel moderno comprendía prácticamente un 50% de cristianos (muy mayoritariamente vinculados históricamente a la ortodoxia)… Sin embargo, ya no queda mas que un 5% en la actualidad…

Recordemos por último que cinco siglos de dominio otomano no han impedido el desarrollo de la ortodoxia en Grecia y en los Balcanes, aunque la basílica de Santa Sofía, emblemática «sede» de la cristiandad del Imperio de Oriente, políticamente ha sido obviamente transformada en mezquita para destruir el símbolo durante la conquista en 1453.

En todas los grandes combates llevados recientemente en Francia por los círculos católicos, como la denuncia de exposiciones blasfemas del tipo «Pischrit», del matrimonio gay o de la difusión escolar de la teoría de género, vimos a musulmanes en cantidad ponerse del lado de los cristianos, que desgraciadamente no siempre lo han comprendido.

Existe por tanto una convergencia evidente, en la fe, entre estas dos religiones.

Esperemos que el conocimiento del Sínodo de Grozni permita devolver una cierta serenidad en las relaciones entre las comunidades.

Innegablemente, el mundo religioso musulmán ha tomado en Grozni sus responsabilidades y las medidas que se imponían.

Era una necesidad, si no se quería ver triunfar en última instancia a estos instigadores de la guerra que, utilizando el nihilismo de los wahabitas, atizan el odio entre las comunidades en Occidente desde hace treinta años, como desestabilizan el Medio Oriente para su beneficio a través de la realización del plan Yinon.

¡Podemos entonces comprender entonces la notable discreción mediática que rodeó a este sínodo!

Habría mucho que decir sobre la incidencia del wahabismo en «la creación del Estado Islámico», en las relaciones entre el Daesh y sus satélites, con Israel, tanto a propósito de Siria como de Libia, pero esto sobrepasa ampliamente el marco de esta entrevista.

Podemos hablar de ello después del viaje que debo realizar pronto en esta zona.

Como ya dijo Averroes, mucho antes de la eclosión del wahabismo, pero ya consciente de los peligros de las tentaciones fundamentalistas, que no han escatimado ni siquiera los judíos ni los cristianos, por ejemplo en la época de Cromwell: «Precipitaron a la gente en el odio… y dividieron completamente a los hombres «.

Declaraciones y notas recogidas en Saint Plaix, el 7 de octubre de 2016

(Traducción: Página Transversal).

Fuente: Égalité&Réconciliation

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