Trampas y callejones sin salida del nuevo nacionalismo

ALEXANDER DUGINpor Alexander Dugin – El fracaso fundamental de la versión globalista del liberalismo es ahora evidente. El Brexit, la victoria de Trump, y luego será en otra parte. Pero en su lugar aparece la solución más simple: un retorno al Estado nacional (Etat Nation) y a diversas formas de nacionalismo. Eso significa que regresamos – mutatis mutandis – a principios del siglo XX.

El realismo en el OM (+ mercantilismo y proteccionismo en la economía) está casi garantizado y pronto se convertirá en la ideología del centro político (con un cierto retraso necesario para limpiar a los últimos liberales). Bienvenidos a una nueva era de nacionalismo.

La segunda teoría política (el comunismo) está tan desacreditada por la historia del siglo XX que difícilmente podría representar una alternativa, incluso cuando está profundamente impregnada por el virus liberal. Ahora no existe ya ningún comunismo limpio, más bien un liberalismo de extrema izquierda en forma de anarquismo y trotskismo respaldado por ultra-liberales como Soros.

Pero el nacionalismo está relativamente olvidado. Su excesiva demonización por parte de los «antifascistas» lo ha hecho aparecer con cualquier significado. Toda la historia entera de los llamados «nazis» de Putin y luego -y esto es importante- de Trump, finalmente ha desemantizado completamente el término – pronto la palabra «fascista» significará sólo la obscenidad y perderá su sentido completamente. Y la esencia del nacionalismo, no el nombre, volverá y se establecerá en todas partes, como una alternativa simplista a la hegemonía liberal que se está desmoronando ante nuestros propios ojos.

Pero, ¿queremos esto? Si alguien quería esto, ciertamente no éramos nosotros.

Primero, el nacionalismo es un producto de la Modernidad. Exactamente como el resto de la teoría política de la Modernidad, el liberalismo y el comunismo.

Se basa en la negación del espíritu de la Edad Media y en el rechazo de las tradiciones del Imperio y de Cristo. Es burgués en sus raíces y en su esencia. Puede ser un poco mejor que el liberalismo y el comunismo (que explícitamente destruyen la identidad del pueblo y la religión), pero el nacionalismo está infectado con el mismo veneno, el secularismo, el racionalismo, el ateísmo. Es otra versión de Occidentoxicación (Occidentosis) – Gharbzadegi de la persona, como lo llamó el filósofo heideggeriano Ahmad Fardid.

En segundo lugar, el nacionalismo revivirá inevitablemente conflictos latentes entre naciones, pueblos y religiones, los agravará y conducirá a la guerra.

Tal vez los globalistas sólo quieren eso y eso es lo que preparan en secreto (como su plan B). Esperan sobrevivir a otra guerra civil en Europa, y luego volverán con renovado vigor con su demagogia «pacifista». Y habiendo derramado un océano de sangre, los pueblos los aceptarán de nuevo. Y desde allí es un paso corto hasta el Gobierno Mundial. Tal plan puede haber nacido fácilmente en el cerebro del Anticristo.

Por lo tanto, el colapso de los liberales, tenemos que usarlo para nuestros propios propósitos y no debemos caer en la trampa del nacionalismo. Escuchar la basura comunista no tiene ninguna utilidad. Por lo tanto, es necesario centrarse en la Cuarta Teoría Política.

Esta se basa en la comprensión existencial del pueblo (como un todo; el pueblo como Dasein), pero asciende al Logos, a la élite intelectual de la Cuarta Vía. Y esta élite de la Cuarta Vía no puede ser nacionalista; debe ser imperial, gran continental, tradicionalista, metafísica y sagrada. Y necesita comprender los daseins de todos los pueblos, y tener en cuenta su corazón sutil, entender sus Logos, escuchar la silenciosa voz escondida en las profundidades del Ser de los pueblos.

Esta élite de la Cuarta Vía chocará con los demagogos y los «líderes» histéricos que una ola de nuevo nacionalismo inevitablemente traerá al frente como la espuma en la superficie del mar. Y la batalla comienza ahora. Sería mejor que el monstruo neonacionalista fuera estrangulado en la cuna. Pero está a punto de aparecer.

Por lo tanto, ahora – después del gran éxito de Trump – es relevante como nunca antes el plan general para los fundamentalmente conservadores y tradicionalistas en todo el mundo – al menos de América, Europa, Rusia, Irán, Turquía y el resto de Eurasia (y los demás que se unan a nosotros). Necesitamos un frente común dirigido no sólo al resto de los liberales (terminar de drenar el pantano liberal es la tarea técnica ahora), sino también para prevenir y neutralizar el nuevo nacionalismo.

Necesitamos volver al Ser, al Logos, a la ontología fundamental (de Heidegger), a lo Sagrado, a la Nueva Edad Media, y por tanto al Imperio, a la religión, y a las instituciones de la sociedad tradicional (jerarquía, culto, dominación del espíritu sobre la materia y así sucesivamente).

Todo el contenido de la Modernidad es satanismo y degeneración. Nada vale la pena, todo se ha de limpiar. La Modernidad es absolutamente errónea; ciencia, valores, filosofía, arte, sociedad, modos, patrones, «verdades», comprensión del Ser, tiempo y espacio. Todo está muerto con la Modernidad. Así que debería terminar. Vamos a terminarla.

Escuchemos las palabras de Apolo a la derrotada serpiente Python (Πύθων,) – «¡Vas a pudrirte!» (Πύθω!) Lo mismo puede decirse a Hillary Clinton y a la burocracia europea. ¡Pudríos ahí! Nuestra batalla no es con vosotros, el escenario principal de la titanomaquia se traslada a otro frente.

La 4TP frente a la 3TP.

Fuente: Katehon.

Un comentario

  1. Acabo de colgarlo en la Burbuja:

    http://www.burbuja.info/inmobiliaria/temas-calientes/852860-callejon-salida-que-se-encuentra-alexander-dugin.html

    El callejón sin salida en el que se encuentra Alexander Dugin

    Lo de Dugin es una alternativa política puramente voluntarista, en el mejor de los casos espiritualista. ¿Realmente Dugin cree que es posible una ideología basada en el Ser, el Logos, en Heidegger, lo Sagrado? ¿Y qué es eso más que puro espiritualismo, por otra parte íntimamente ligado a la guerra, sólo que entonces se batían con herramientas y hoy con armas que destruyen millones de personas en minutos? ¿Realmente Dugin cree que podemos volver al ideario medieval? ¿Alguna vez en la historia se dio un paso así? ¿Cómo va a sintetizar los principios sagrados de la ideología medieval cuando la religión lo era todo en la vida de los hombres con el mundo contemporáneo? Es imposible una vuelta atrás, y encima de más de mil años. ¿Realmente Dugin cree que la gente va a obedecer ciegamente las órdenes recibidas por un estamento superior, sea militar, político o religioso? Es más, parece que ese estamento superior albergará esos tres componentes: religión, armas y política. ¿Y sacralizar de nuevo la idea de imperio? Pues anda que no generará conflictos eso, uno para construirse y otro después de construidos.

    Es sencillamente de locos decir esto: La Modernidad es absolutamente errónea; ciencia, valores, filosofía, arte, sociedad, modos, patrones, “verdades”, comprensión del Ser, tiempo y espacio. Todo está muerto con la Modernidad. Así que debería terminar. Vamos a terminarla. Uno es el mito del ciencismo que nadie niega (bueno, la mayoría cree en él), la degeneración artística, el laberinto de la filosofía, el hundimiento de la moral y otro pensar que se puede reaccionar volviendo al pasado, como si las relaciones económicas, sociales, geográficas y tecnológicas no hubiesen afectado y cambiado por completo el entendimiento. Lo de Dugin es romanticismo (los románticos del XIX pensaban lo mismo con respecto al mundo medieval), pero en su caso imperial, ya que de ese romanticismo decimonónico se alimentó el nacionalismo, que tampoco significó un freno al imperialismo sino todo lo contrario. Dugin abjura del imperialismo capitalista y desea el imperialismo medieval basado en la religión, en las creencias de todo orden que generaba lo Sagrado.

    Para que la tesis de Dugin tuviese alguna credibilidad, aunque fuera muy poca, debería previamente mostrarnos que en el arte, la ciencia, la filosofía, la religión, la política y la economía presentes encontraremos ya los bosquejos de lo que quiere para que así podamos discernir. ¿Existe algo así? Nada, puro voluntarismo. Esto tampoco significa que no se coincida con Dugin en las críticas demoledoras y certeras que lleva a cabo contra el liberalismo y el izquierdismo decadentes que padecemos; todo lo contrario.

    Lo cierto es que ideológicamente el liberalismo hace aguas por todas partes veinticinco años después de haber derrotado al socialismo; sin embargo la vía que postula la veo totalmente equivocada. Vamos, para ser sincero es que no veo nada. Es como si me dicen que persiguiendo la pornografía y volviendo a las procesiones del Corpus y al proteccionismo económico, incluso a la autarquía, saldremos airosos del creciente deterioro de nuestra civilización. ¿Se puede volver a creer en las Sagradas Escrituras después de los hallazgos de la Ciencia y de cinco siglos de Modernidad?

    ¿Cómo lo veis vosotros?

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