por Nicolas Gauthier – «Ahora es la guerra», titulaba Le Parisien al día siguiente de los atentados del 13 de noviembre. «Estamos en guerra», también ha declarado Manuel Valls. ¿Es su opinión?
Alain de Benoist – Claro. Pero ¿por qué decirlo si es evidente? Todo el tema está ahí: estamos en guerra, pero muchos franceses no lo comprenden. A los atentados del 13 de noviembre, que, a diferencia de los del pasado mes de enero, no se dirigían a nadie en particular, sino a todo el mundo de forma indiscriminada, ellos responden en términos convenidos que pertenecen principalmente al registro humanitario (“tristeza, horror”), lacrimógeno ( “un pensamiento por las víctimas”) y maternal (“Protégenos de los malvados”). Observan minutos de silencio y encienden velas tal como lo harían con motivo de una masacre perpetrada por un loco en una escuela, de un accidente aéreo o de un terremoto mortífero. Proclaman “no tener miedo”, incluso cuando corretean como conejos a la menor falsa alarma. Miedo, inseguridad, psicosis. A fin de cuentas, los ataques se reducen a una incomprensible violencia desencadenada de la que son responsables “los que aman la muerte”, y de la que son víctimas “los que aman la vida.” Este vocabulario, esta actitud, estas reacciones no son las de aquellas personas que han comprendido lo que es la guerra. Los atentados han golpeado a hombres y mujeres que no tenían la sensación de estar en guerra o de vivir una.
Incluso hasta el término “kamikazes” que vemos ahora utilizado en todas partes, llega a ser totalmente inapropiado. Los pilotos kamikazes (“viento divino”) eran soldados japoneses que sacrificaban sus vidas yendo a golpear objetivos militares, ¡no fanáticos que se iban a inmolar para asesinar a civiles!
NG – ¿Cómo explicar esta incomprensión?
AdB – En primer lugar, porque esta guerra es de un tipo peculiar, ya que combina guerra convencional sobre el terreno y terrorismo, y que el enemigo es reclutado en parte entre nosotros. Seguidamente, debido a que en realidad nunca se le ha explicado realmente a los franceses porqué elegimos implicarnos en ella. ¿Debíamos participar junto a los estadounidenses en el conflicto que, en la actualidad, opone a sunitas y chiítas? ¿Y por qué nos empeñamos en rechazar cualquier tipo de colaboración con Siria e Irán, que combaten al Daesh con las armas en la mano, sin dejar de cortejar a las dictaduras petroleras del Golfo, que apoyan directa o indirectamente a los yihadistas? Esta falta de claridad no promueve la comprensión.
La verdadera razón, sin embargo, está en otra parte. Además de las guerras relacionadas con la descolonización (Indochina, Argelia), Francia está en paz desde hace 70 años. Esto significa, no sólo que las generaciones más jóvenes nunca han experimentado la guerra, sino – caso único desde hace siglos – que sus padres tampoco la han conocido. En el imaginario colectivo de la mayoría de los europeos, la guerra ha terminado. O más exactamente, acabó entre nosotros.
A pesar de los acontecimientos que asolaron la antigua Yugoslavia, y de lo que está sucediendo actualmente en Ucrania, tienen el sentimiento de que en Europa la guerra ha llegado a ser imposible. Se imaginan que la construcción europea ha creado un estado de paz que siempre va a perdurar (en realidad, es todo lo contrario: Europa no ha evitado la guerra, es el fin de la guerra lo que ha permitido crear Europa). Por supuesto, saben que el ejército francés continúa sus “operaciones” en algunos países, como Mali, pero todo esto se les aparece como algo que no les concierne, sobre todo porque los teatros de operaciones son distantes.
Es también la razón por la cual hablan de “escenas apocalípticas” para describir los atentados en los que hubo 130 muertos. ¿Qué palabras utilizarían para describir esos períodos de la Primera Guerra Mundial, cuando los combates hacían más de 20.000 muertes al día? Ellos todavía tienen que aprender que la paz es algo frágil, y nunca será el estado natural de una sociedad. Incluyendo a Europa.
El viejo sueño de “acabar con la guerra” sigue estando presente en la mentes… ¡incluso si nunca ha habido tantas guerras en el mundo desde que la guerra fue oficialmente abolida!
Sobre todo en la mente de los pacifistas que quieren “hacer la guerra a la guerra” sin ni siquiera darse cuenta de la naturaleza contradictoria de esta consigna. Pero el pacifismo no es la paz, es incluso lo contrario. Cuando, en 1795, Immanuel Kant publicó su Proyecto de paz perpetua, que hunde sus raíces en el del abad de Saint-Pierre (Proyecto para hacer la paz perpetua en Europa, 1712-1713), se contentó con hacer de la “paz perpetua” una exigencia de la razón práctica: “La razón moralmente práctica enuncia en nosotros su veto irrevocable: no debe haber guerra.” Vemos, pues, que se trata de una ilusión, ya que si fuera posible lograr en la práctica lo que sólo se puede observar en el dominio de la razón pura, la distinción entre lo empírico y lo metafísico ya no tendría más razón de ser. El proyecto kantiano postula en realidad el dominio del derecho mediante la metafísica y la moral, y la afirmación de la soberanía de la metafísica sobre la práctica.
La paz es inconcebible sin la guerra, y lo contrario también es cierto. La guerra siempre seguirá siendo una posibilidad, porque nunca se podrá eliminar aquello que la provoca, a saber, la diversidad virtualmente antagonista de las aspiraciones y valores, intereses y proyectos. La abolición del Estado-nación no cambiaría nada: en el seno de un “Estado mundial” las guerras internacionales simplemente serían reemplazadas por guerras civiles. No se elimina a un enemigo declarándose “por la paz”, sino mostrándose más fuerte que él.
(Traducción de Jordi Garriga)
Fuente: Boulevard Voltaire.
Extraído de: Tribuna de Europa.
Si Mohamed Merah era un marginal que vivía del subsidio de 400 euros, ¿quién le financiaba sus viajes por Afganistán y Siria? Los Servicios Secretos franceses lo tenían «monitorizado». ¿Algo sabrán, no?
Pregunta Alain de Benoist: «¿Y por qué nos empeñamos en rechazar cualquier tipo de colaboración con Siria e Irán, que combaten al Daesh con las armas en la mano, sin dejar de cortejar a las dictaduras petroleras del Golfo, que apoyan directa o indirectamente a los yihadistas? Esta falta de claridad no promueve la comprensión».
Al contrario. Para cualquiera con dos dedos de frente, dispuesto a emplear unos pocos minutos en observar esta pasmosa falta de claridad de París… llega fácilmente a comprender lo que ocurre.
Francia no quiere renunciar a sus compromisos y rivalidades particulares en la guerra contra el Daesh. Por eso la falta de claridad. El Daesh ha sido una bandada de cuervos criados por Francia y los aliados de Francia para sacar los ojos a sirios, iranios, libaneses y yemenitas no sujetos a los intereses de París y sus aliados. Lo que ha pasado es que los cuervos también se han lanzado a sacar unos cuantos ojos en Francia, por el aumento de intensidad de los bombardeos franceses en Iraq… bombardeos que tenían el objetivo (como señala Javier Nart, una de las pocas voces de C’s que merece la pena escuchar) de CONTENER a los «daeshios», no de ELIMINARLOS.
PARIS II > MIEDO A LO DISTINTO O EL ARTE DE DEMONIZAR
roberto dante – Lanús, Argentina
Alain de Benoist, nos dicesobre los atentados de París: “… la paz es algo frágil, y nunca será el estado natural de una sociedad”. Es un punto de partida interesante para analizar; si, como en este caso, no se cae en la abstracción.
«Estas guerras» tienen responsables que responden a múltiples intereses comenciales Que los hay.., los hay.
Son pocas las pocas voces centradas en medio del delirio revanchista de tantos ideólogos responsables, políticos y militares, de tanta matanza y destrucción en Medio Oriente y Nor Africa-
El Estado Islámico no solo amenaza, cumple. Son alumnos avanzados en el arte de la publicidad (en su expresión más siniestra) que desarrolló Goebbels. Me voy a centrar en la interpretación de las sociedades europeas sobre el Estado Islámico.
Cito: Los combatientes de Estado Islámico deben ser aniquilados, dijo el ministro de Defensa de Francia, quien señaló que París no retiraría sus operaciones militares en el extranjero ( PARÍS, Reuters, enero, 13 ). Y Francia es consecuente con su lucha por la libertad y el derecho de libre expresión.
– ¿Lo dirán por los múltiples asesores sobre métodos de tortura (algunos veteranos de la ocupación francesa en Argelia) que Francia aportó a la dictadura cívico/militar en Argentina, desde 1977 a 1982 ?
Entonces, ¿ Sobre qué desaciertos históricos y lógica maniquea estarán hablando, cuando son, críticamente, cuestionados…?
A pesar del dolor producido por el accionar de los diferentes tipos de terrorismo, es necesario hacer una pausa…, tragar saliva… y recuperar el pensamiento crítico.
< Pensamiento crítico es comprender que hay múltiples formas de terrorismo.
Un ejemplo: en la notable película La batalla de Argelia; un torturador francés le pregunta a su torturado (miembro de la Resistencia Argelina) porque tiraban explosivos en los bares donde había civiles franceses.
La respuesta es de una claridad demoledora: “Porque no tenemos aviones como ustedes que bombardean a cientos de poblados argelinos”..
Esta frase hoy resuena como una actualidad, también, demoledora; Francia, Inglaterra, la OTAN, EEUU, masacrando (dicen: Son daños colaterales) a miles de civiles en Afganistán, Irak, Siria, Libia…
Históricamente, en el seno de Las religiones surgieron interpretaciones que detonaron horribles matanzas y persecuciones a todo lo desconocido. Todas se originaron en la ignorancia que no podía explicar los fenómenos naturales y en la exaltación de estos temores ancestrales por aquellos que necesitaron justificar la concentración de los bienes producidos por los pueblos como derechos divinos de unos pocos.
Deseo puntualizar que estoy hablando de los diferentes pensamientos religiosos que se expresan en la actualidad. Ninguno se puede probar pues sólo son manifestaciones de FE, que se transmiten de generación en generación a través de símbolos y ritos que no se discuten.
La fe religiosa -con todo respeto a los fieles creyentes- se puede considerar como una de las estructuras más antidemocráticas que perduraron en el tiempo.
Tomemos como ejemplo el desarrollo violento del ISIS, hoy devenido IL, su fundamentalismo práctico les permite masacrar a kurdos, cristianos, sirios, iraquíes, palestinos…; pero:
– ¿Es casualidad o causalidad?, que no hayan dirigido un sólo ataque sobre Israel.
La pregunta del millón:
– ¿A quiénes favorecen las fragmentaciones de las naciones árabes? Que, además, conlleva la destrucción de sus culturas milenarias.
Destaco que “La tragedia de París es el resultado de la política de algunos países occidentales que apoyan a los grupos terroristas takfiris en varios países del mundo, y en especial en Siria” , ya había señalado por el director de la revista Politics First, Marcus Papadopoulos (08.01.15).
El paradigma de que los musulmanes pertenecen a una religión impiadosa que originó el terrorismo es otra inequidad del pensamiento occidental neoliberal (en este punto son coincidentes con los fundamentalistas cristianos y sionistas) para justificar su accionar terrorista sobre los pueblos árabes a los que sumergen en la pobreza.
En esta pobreza, material y moral, germinan las insurrecciones populares que se vuelven contra la indignidad a la que EEUU y la UE los someten. Los musulmanes no son diabólicos; sólo son pobres, de pobreza
Su vida, no es vida.
El fundamentalismo religioso es deplorable. Pero es tan destructor como el materialismo capitalista.
Hoy esta miseria programada ya invadió Oriente Medio , Nor África ; y les está mordiendo los talones a los europeos desconcertados.
Esperemos que, en el mundo occidental, no se desarrolle la paranoica demonización de los musulmanes, pues los verdaderos ideólogos de estas matanzas se ocultan en el anonimato de las grandes corporaciones; muchas, demasiadas, pertenecen al mundo occidental.
Pero, los negocios son los negocios…